Paul McCartney reveló cuál es la canción de The Beatles que más le costó cantar
Para el legendario músico hubo una canción dentro de la discografía del cuarteto de Liverpool que representó fue difícil interpretar.
Para el legendario músico hubo una canción dentro de la discografía del cuarteto de Liverpool que representó fue difícil interpretar.
Paul McCartney es, sin duda, una de las figuras más influyentes de la historia de la música. Como bajista, vocalista y compositor de The Beatles, formó parte de una revolución cultural que marcó a generaciones enteras.
Junto a John Lennon, George Harrison y Ringo Starr, McCartney coescribió algunas de las canciones más emblemáticas del siglo XX, consolidando al cuarteto de Liverpool como una de las bandas más influyentes del rock y de la música en general.
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Sin embargo, el talento del músico no se apagó con la disolución del grupo, pues Paul ha mantenido una carrera solista prolífica, en la que ha explorado diversos géneros, ha colaborado con músicos de todas las generaciones y demostrado que su creatividad sigue intacta incluso décadas después de su explosión inicial.
A lo largo de los años, McCartney ha compartido múltiples anécdotas sobre los procesos creativos y las experiencias detrás de los discos de los Beatles. Una de las más reveladoras fue su confesión sobre una canción en particular que, a pesar de haber sido escrita por él, representó uno de los mayores desafíos vocales de su carrera.
Entre los tesoros musicales que conforman Abbey Road (1969), uno de los mejores álbumes de los Beatles, se encuentra “Oh! Darling”. Aunque su letra es simple y directa, interpretarla como lo exigía su autor no fue tarea fácil.
Paul McCartney reveló que esta canción fue particularmente difícil de grabar, no por su estructura musical, sino por el nivel emocional y vocal que buscaba alcanzar. “Quería que sonara como si la hubiera estado interpretando en el escenario toda la semana”, explicó el músico.
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Para conseguir lo deseado, Paul iba cada mañana en el estudio, intentaba grabar una sola toma vocal y, si no quedaba satisfecho, lo dejaba para el día siguiente. El objetivo era capturar la energía única que solo se logra con una voz ligeramente fatigada, algo que normalmente no se consigue en una sola sesión.
El ingeniero de sonido Alan Parsons, testigo de esas jornadas, recordó que McCartney fue muy meticuloso con esta interpretación. “Solo lo intentaba una vez al día. Supongo que quería capturar una cierta crudeza que solo se podía lograr una vez antes de que la voz cambiara”, comentó en el libro The Complete Beatles Recording Sessions.
A pesar de los esfuerzos, McCartney finalmente logró una versión que consideró adecuada, aunque no sin antes empujar sus propios límites como vocalista. El resultado fue una interpretación vibrante y apasionada que ha quedado para la historia como uno de los grandes momentos del disco Abbey Road.
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