Mi amor por la música empezó con los discos de rock y los CDs: editorial Juan Kiss
Se podría decir que los CDs y los discos cambiaron mi vida, no solo por la simpleza de su uso si no por el mundo al cual me teletransportaban
Se podría decir que los CDs y los discos cambiaron mi vida, no solo por la simpleza de su uso si no por el mundo al cual me teletransportaban
En 1983 los primeros CD players, o sea los dispositivos para reproducir los cd´s, comienzan a venderse en Estados Unidos. La primera vez que escuché algo en ese formato, que aún hoy sigue siendo mi favorito, fue en 1986, entrando a un centro comercial en Medellín; en la entrada estaban todos los almacenes de equipos de sonido, y en uno de ellos estaban ensayando un CD player marca Phillips, y el CD que pusieron fue el ‘5150’ de Van Halen. Lo primero que llegó a mis oídos fue el sonido de la primera canción de ese álbum, en la que Sammy Hagar dice: “hello babe”, seguido de la guitarra de King Edward, la canción, good enough.
Ese mismo sábado escucharía también otra canción que ya sonaba en la radio local en Medellín, ‘Why can’t this be love’.
Pero para poder ponerlos en contexto con el sentido de este escrito, tengo que devolverme en el tiempo y contarles un par de historias.
Toda mi juventud y adolescencia fui un adicto consumidor del casete, es más, el primero que tuve fue en ese formato, pero no un original, un casete grabado de un LP, un amigo me vendió el ‘Kiss Alive’, de Kiss lanzado en 1975, álbum doble, en vivo, que me aprendí de memoria y al que le guardaré gratitud eterna, porque fue el álbum y la banda que me metieron al mundo del Rock n’ roll.
En mi casa nunca tuvimos equipo de sonido, el primero llegó por allá en 1992, cuando yo ya no vivía con mis papás y mis hermanas, lo compró mi hermana Nena.
La razón de la falta de equipo de sonido es muy sencilla, yo tuve la culpa. Yo y mi manía de escuchar siempre a todo volumen todo. En mi grabadora, los enloquecí a todos en mi casa, tanto así, que la solución de mi papá, muy sabia, por cierto, fue hacerme dos regalos, un walkman y un par de audífonos, santo remedio, pero alguna vez le dijo a mi mamá…”si con esa grabadora me tiene loco, imagínese lo que sería con un buen equipo de sonido”
Entonces, yo no tenía en dónde escuchar acetatos, tocaba hacerlo en las casas de los amigos o en la casa de mi primo Cuchi, ese era el apodo que le teníamos a Juan Carlos desde niño; me iba hasta el barrio ‘el Trianon’ en Envigado, a escuchar los pocos discos que podía comprar.
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Mi universo musical giraba en torno a los casetes, que no me molestaba, además la ceremonia de marcarlos con los logos de las bandas era bien entretenida.
Sin equipo de sonido en la casa, aun así, compraba acetatos hasta que tuve una experiencia frustrante. En 1993, tenía unos 250 discos, no mucho, lo sé, pero siempre he pensado que no vale la pena comprar cosas que no vas a escuchar y lo que me regalaban y a mi no me gustaba, pues se lo regalaba a alguien que sí fuera a disfrutarlo. Lo digo porque conozco gente que tiene miles de acetatos y cd´s y en realidad no escuchan ni el 20 % de lo que tienen, no vale la pena.
Pero volvamos a la historia que frustró de alguna manera mi compra de discos. En 1993, mi primo Cuchi fue a mi casa a que le prestara unos discos porque había comprado unas 20 cajas de casetes vírgenes, para grabarlos en un super equipo que estaba estrenando uno de sus amigos de Envigado. Se llevó de mi casa unos 120 lp´s, colecciones enteras hasta esa fecha, Scorpions, Van Halen, Iron Maiden, Accept y muchos otros más.
En enero de 1994 mataron a mi primo, de 27 años, en Envigado, una víctima más de ese mundo de violencia y narcotráfico que afectó a tantas familias antioqueñas en los 80’s y 90’s.
El asunto aquí es que nunca supe quién fue ese amigo con el que mi primo estaba grabando los discos, nunca lo supe, los discos nunca aparecieron.
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Tomé la decisión entonces de concentrarme en el CD y eso es lo que compro desde 1994, misma estrategia que con los discos, solo compro lo que de verdad voy a escuchar. Mi colección no supera los 400 cd´s, pero todos los escucho, todos.
En cuanto a la calidad del sonido es cierto que un buen acetato de pasta Made in USA en una buena tornamesa, en un muy buen equipo, no tiene comparación, pero amo el sonido del CD, además de la comodidad de manipulación y almacenamiento.
Todavía compro CD’S, es más, voy reemplazando los que ya están ajetreados por tanto uso, es mi formato favorito. Aún tengo algunos de mis casetes, tengo acetatos y CD´s, pero con lo que nunca he podido, es con las plataformas de streaming, no tengo ni uso ninguna.
Sé que son muy populares por estos días, es más tengo un par de amigos que vendieron sus colecciones para escuchar todo por estas plataformas, pero yo no, yo soy fiel con lo que me gusta.
Ahora, ¿cuál es su formato favorito para escuchar su música favorita?
Rock n’ roll forever my Friends!
Juan Kiss.
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