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Accept band

La banda de heavy metal que merecía todo: editorial Juan Kiss

Juan Kiss habla sobre uno de los movimientos que marco el metal.

Juan Kiss

El primer error de concepción del movimiento llamado NWOBHM, new wave of british Heavy metal, fue su nombre o más bien, parte de su nombre, más exactamente la parte que dice british. 

Mire también: El sonido inigualable de Scorpions que los convirtió en los reyes del heavy metal y hard rock

Ese nombre, esa palabra, esa procedencia: “británico”. Excluía grandes bandas que deberían haber estado ahí, pero al no ser británicas, inmediatamente quedaban por fuera, con dos ejemplos puntuales, Scorpions y Accept. 

Ahora, usted dirá que Scorpions no clasifica, no solo por el hecho de ser alemanes, sino porque además empezaron a finales de los 60, es cierto. Pero, permítanme darles mi punto de vista con respecto a los originarios de Hannover. 

Scorpions sí comenzó su carrera a finales de los 60, más exactamente en 1969, banda fundada por Rudolf Schenker.  

El primer trabajo no salió hasta 1972, este debut se llama ‘Lonesome Crow’. Tratando de encontrar su lugar en el mundo, Scorpions hizo lo que otras bandas hicieron, tratar de fusionar dos de los sonidos pioneros más relevantes del género, los de Black Sabbath y Led Zeppelin. Sin embargo, la fusión no fue exitosa, no encontraron ese sonido que buscaban, es más, no sería hasta 1975 con el álbum ‘In Trance’, que comenzaron a quitarse ese manto de inseguridad que era querer sonar como dos de sus bandas influencia. 

Tenían que buscar su propio sonido, que encontraron por fin, en 1979 con la entrada de Mattias Jabbs y el álbum ‘Lovedrive’, este disco de inmediato los clasifica para el movimiento NWOBHM, por el año en que salió, pero ¡maldita sea son alemanes! 

Lo mismo le pasó a la segunda banda mencionada al comienzo de este escrito, Accept, con el mismo pequeño problema de Scorpions, alemanes. 

Despachada esta queja personal, ahora sí concentrémonos en Accept. 

Yo llegue a esta banda en 1983, con el álbum ‘Restless and Wild’, disco en el que, al igual que Scorpions, pierden un poco su camino tratando de sonar como Judas Priest en algunas canciones, Accept es una banda poderosa cuando suenan a ellos mismos, a Accept. 

Esto, lo poderoso de la banda, es lo que ocurre en canciones como ‘Fast as a Shark’, la primera del disco que, con ese divertido comienzo de vieja canción alemana en folk, se desata luego en una furia de Thrash, género ya inaugurado por Metallica unos meses atrás en el ‘Kill em´all’, pasando por ‘Restless and Wild’, ‘Ahead of the Pack’, ‘Flash Rockin’ Man’ para finalizar con ‘Princess of the Dawn’. 

Con riffs brutales y un staccato (El staccato es un modo de ejecución que se caracteriza por tocar notas separadas entre sí), que acompaña sus ritmos rápidos y agresivos, Accept es una de las mejores bandas de metal que debutaron a principios de los 80. La banda adquirió un sonido, su propio sonido y a pesar de tener tres de los mejores álbumes de heavy metal de la década de los 80, ‘Restless & Wild’, ‘Balls to the Wall’ y el que próximamente estará de aniversario, el ‘Metal Heart’, no pudo entrar como quisieron en el mercado norteamericano, que era lo que buscaban todas las bandas y artistas en esa época. Conquistarían el resto del mundo, pero su carrera nunca despegó como ellos querían en los EE. UU. y aún así siguieron sacando discos memorables como ‘Russian Roulette’ y ‘Objection Overruled’. 

Con el comienzo del nuevo milenio, comenzaron a trabajar en lo que sería su nuevo presente, que no llegaría bien, hasta el 2010, sin Dirkschneider, pero con grandes trabajos como ‘Stalingrad’ (2012), ‘Blind Rage’ (2014), que tiene para mí una de las más poderosas canciones de Accept, Dying Breed, luego The Rise of Chaos (2017), Too mean to die (2021), con el que siento bajaron un poco la guardia, para terminar con su último trabajo, ‘Humanoid’ (2024). 

Accept es una de mis bandas favoritas, amo su sonido de guitarras, sus fiffs con ese staccato que los hace más poderosos aun, sus himnos me han acompañado desde que tenía 16 años, han hecho parte de la banda sonora de mi vida, tuve la oportunidad de conversar alguna vez con Wolf Hoffmann, y los vi en vivo, sentado al lado de mi mejor amigo, Pacho Rosas, una noche en el Astor plaza en Bogotá, lloramos juntos, cantamos juntos, tocamos air guitars juntos, fuimos por dos horas dos muchachos de 17 años otra vez, y eso nos hizo muy felices. 

No puedo irme sin recomendarles canciones del disco que pronto estará de aniversario, el ‘Metal Heart’ de 1985. 

  • Metal Heart
  • Midnight Mover’ 
  • Up to the Limit’ 
  • Too High to Get It Right’ 
  • Dogs on Leads’ 
  • Living for Tonite
  • Rock n’ roll forever my Friends!’ 

Juan Kiss. 

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