La elección de un nombre tiene un impacto significativo en la identidad del niño y en su vida futura. La Registraduría Nacional se encarga de prevenir que se registren nombres que puedan causar burlas o afectar negativamente la autoestima del menor.
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Nombres como Miperro o Híbrido han sido rechazados por sus connotaciones potencialmente perjudiciales. Además, nombres con asociaciones negativas, como Judas o Satanás, también están excluidos para evitar consecuencias adversas en la vida del niño.
La Registraduría afirma: “No se niega la inscripción, pero sí, hay oposición de escribir en el registro notarial una expresión grotesca y ofensiva que de ninguna manera describe la personalidad o individualidad de ese menor. Por consiguiente, se podría apelar a la objeción de conciencia que se encuentra claramente regulada en la Constitución Política”. Esta política demuestra un compromiso con la protección del bienestar infantil y garantiza que los nombres registrados sean apropiados y respetuosos.
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A pesar de estas restricciones, la creatividad en los nombres sigue siendo un aspecto importante en Colombia. La Registraduría ha publicado una lista de nombres inusuales que reflejan la diversidad cultural y la originalidad de los padres colombianos. Entre los nombres femeninos más destacados están Yariangelis, Valloleidys y Betsililiana, junto con combinaciones únicas como Dayana Valentina Shakira.
También figuran nombres como María José bz bz y Dulce María Guadalupe Lupita. En el caso de los nombres masculinos, destacan Joselu, Shunguemaku y Maximillian, así como Messi Andrés, en honor al famoso futbolista argentino, y John Crazy.
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Estas regulaciones y la lista de nombres únicos subrayan cómo la Registraduría mantiene un equilibrio entre la libertad creativa de los padres y la responsabilidad de proteger a los menores.