Metallica, una banda icónica con más de cuatro décadas de trayectoria, ha vivido momentos de gran tensión tanto en su interior como en su interacción con otros artistas. Uno de los eventos más memorables y controvertidos de su carrera tuvo lugar en 1992, durante una gira conjunta con Guns N’ Roses, que terminó marcando una ruptura irreparable entre James Hetfield y Axl Rose.
La gira Guns N’ Roses/Metallica Stadium Tour, inició en julio de 1992 y buscaba ser un evento histórico en el mundo del rock, con paradas en Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, el 8 de agosto, un trágico incidente cambió el rumbo de la gira. Mientras Metallica interpretaba «Fade To Black», Hetfield sufrió un grave accidente pirotécnico: se acercó demasiado a los lanzallamas y el fuego lo alcanzó.
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“Estaba un poco confuso sobre dónde debía posicionarme”, recordó Hetfield. “Anduve hacia delante, anduve hacia atrás y el hombre de la pirotecnia no me vio. De repente, todas las llamas comenzaron a salir desde debajo”.
De inmediato, lo trasladaron de urgencia al hospital con quemaduras de segundo y tercer grado en el brazo, la espalda y el rostro. Durante el trayecto, uno de los guardias de seguridad rozó accidentalmente su mano quemada, provocando que Hetfield, en medio del dolor, le diera un puñetazo en la entrepierna.
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A pesar de la gravedad del accidente, el show debía continuar, y Guns N’ Roses estaba programado para cerrar la noche. Sin embargo, Axl Rose, quien ya había mostrado signos de agotamiento durante la gira, subió al escenario solo para interpretar tres canciones antes de abandonar abruptamente. Posteriormente, Rose alegó problemas de voz y fallos técnicos en el monitor.
Previamente, el vocalista de Guns N´Rose ya había enfrentado dificultades a lo largo del tour y había cancelado varias fechas debido a problemas vocales, dejó a los fans profundamente indignados con su retirada prematura.
La reacción del público no se hizo esperar. Enfurecidos por el final abrupto, los asistentes desataron una ola de violencia que resultó en graves daños al recinto, incluyendo la destrucción de farolas y un coche de policía, además de varios heridos. Aunque solo una pequeña fracción de los 53,000 espectadores participaron en los disturbios, el caos que se desató esa noche convirtió el evento en uno de los más infames en la historia del rock.
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James Hetfield, quien esperaba que Guns N’ Roses continuara con el espectáculo tras su accidente, quedó profundamente decepcionado con la actitud de Rose. “Se enfureció y eso fue todo”, comentó Hetfield en una entrevista con Rolling Stone. La noche no solo afectó la reputación de la gira, sino que también provocó una ruptura definitiva en la relación entre los líderes de ambas bandas, dejando una marca indeleble en la historia del rock.
Tras el incidente, la gira fue temporalmente suspendida y se reanudó el 25 de agosto, con Hetfield de vuelta en el escenario, aunque solo pudo cantar, sin poder tocar la guitarra debido a sus lesiones. Pese a que el tour continuó, la relación entre Metallica y Guns N’ Roses nunca se recuperó completamente, y ese episodio sigue siendo recordado como un momento clave en la historia del rock.