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Estos son los bares de rock que desaparecieron en Bogotá ¿Recuerda alguno?

La escena del rock se ha visto golpeada en los últimos años con el cierre de lugares de esparcimiento emblemáticos para el género

Santiago Sánchez

La escena del rock en Bogotá ha sufrido un golpe significativo con el paso del tiempo gracias al cierre de varios de sus bares más emblemáticos. En los últimos años, lugares icónicos como Kaputt, Revolution, Craps, y Abbot y Costelo han bajado sus persianas, dejando un vacío en el corazón de los amantes del rock y en la vida nocturna de la ciudad.

Estos bares no solo eran puntos de encuentro para los fanáticos del género, sino también espacios culturales donde se gestaron innumerables memorias y se forjaron lazos inquebrantables entre músicos, seguidores del rock y amigos.

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¿Cuáles son los bares de rock que ya desaparecieron en Bogotá?

Kaputt, ubicado en el barrio de Chapinero, era conocido por su ambiente underground y su fiel clientela. Desde sus inicios, Kaputt se destacó por ofrecer una plataforma a bandas emergentes de rock alternativo y punk. El local, con su decoración rústica y su escenario íntimo, fue testigo de innumerables conciertos que hicieron vibrar a los asistentes. Sin embargo, la pandemia, dificultades económicas y el paso del Metro de Bogotá terminaron por cerrar este refugio del rock.

Revolution, situado en el centro de Bogotá, era el lugar ideal para los amantes del rock clásico. Con una estética inspirada en los años 70 y 80, este bar se ganó el corazón de sus visitantes con una selección musical que incluía desde The Rolling Stones hasta Led Zeppelin. Revolution también fue sede de noches de vinilos y tributos que recordaban la época dorada del rock. A pesar de sus esfuerzos por mantenerse a flote, Revolution no pudo sobrevivir a las restricciones y cambios en el sector del entretenimiento.

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Craps, en el norte de la ciudad, se destacó por su ambiente oscuro y su devoción al metal y el hard rock. Este bar, con su icónico cartel luminoso y su sonido envolvente, acogió a una comunidad apasionada que encontraba en Craps un lugar para desahogarse y disfrutar de la música más pesada. Las noches temáticas y los eventos con bandas locales e internacionales eran el alma del lugar. El cierre de Craps dejó a sus fieles seguidores buscando nuevos espacios donde continuar la tradición del metal en Bogotá.

Abbot y Costelo, otro bastión del rock en Chapinero, combinaba lo mejor del rock de los 90 con una atmósfera acogedora. Este bar, con su decoración ecléctica y su barra siempre animada, fue un punto de encuentro para generaciones de rockeros. Abbot y Costelo era conocido por sus sesiones acústicas y sus noches de karaoke rockero, que ofrecían a los aficionados la oportunidad de ser las estrellas del escenario. La noticia de su cierre fue un golpe duro para la comunidad, que perdió un espacio donde la música y la amistad se entrelazaban.

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El cierre de Kaputt, Revolution, Craps y Abbot y Costelo representa más que la desaparición de unos bares; es la pérdida de espacios culturales vitales para la identidad rockera de Bogotá. Estos lugares no solo ofrecían música en vivo, sino que también eran escenarios de encuentro y creación, donde se gestaron muchos de los movimientos y bandas que hoy conforman la escena musical de la ciudad.

A pesar de estos cierres, la comunidad rockera de Bogotá no ha perdido la esperanza. Nuevos espacios están surgiendo, y el espíritu del rock sigue vivo en los corazones de quienes buscan mantener la llama encendida. La resiliencia y la pasión por la música continuarán impulsando a los rockeros a encontrar y crear nuevos refugios donde puedan reunirse y celebrar el legado del rock en la capital colombiana.

 

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