Esta importante avenida, que va desde el barrio 20 de julio en el sur y hasta La Caro, cerca al municipio de Chía en el norte, ha sido testigo de la evolución urbana que ha tenido Bogotá a lo largo de los años.
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Desde su apertura, la carrera séptima ha sido una de las avenidas más concurridas por los ciudadanos de Bogotá. La creación de esta vía se remonta al siglo XVI, cuando se inauguró el camino que unió al Parque Santander con la de Plaza de Bolívar, las dos plazas principales de la ciudad en aquella época.
Culturalmente hablando, la carrera séptima se ha convertido en el punto de partida para millones de turistas que llegan a Bogotá con la intención de saber la historia de la capital. Pues no hay mejor avenida que esta para conocer algunos de los lugares más emblemáticos e históricos de la ciudad.
La carrera séptima, nombrada así por su ubicación dentro de la numerología de las direcciones en Bogotá, tuvo un primer nombre que pocos conocen. Esta importante avenida, que siempre ha sido indispensable para la movilidad en la capital, se denominó ‘Camino real a Tunja’.
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Según el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, fue denominado ‘Camino real a Tunja’ por los españoles debido a que “comunicaba primero con el pueblo de indios de Usaquén y la Villa de Zipaquirá y mucho más al norte con la actual capital de Boyacá, Tunja”.
Actualmente, la carrera séptima pasa por las localidades de La Candelaria, Santa Fe, San Cristóbal, Chapinero y Usaquén. Asimismo, tiene una extensión total de 22.5 km, siendo una de las avenidas más largas de la capital del país.
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