Mire también: Así es vivir en los ‘pagadiario’ del centro de Bogotá; la habitación cuesta 14 mil
La historia es sobre el abogado José Raimundo Russi y según cuentan, aún está reclamando justicia en las calles de la capital. Lo que se cuenta es que fue acusando injustamente y todavía recorre su casa en el centro.
En los años 1850 y 1851, Bogotá estaría pasando por un momento duro de inseguridad por cuenta de la Banda del Molino del Cubo. Para esta época, la capital no era tan grande y casi toda su población se encontraba en el centro o lo que es conocido como La Candelaria.
La banda era integrada por 5 cabecillas y lo que hacían era robar a las personas de la alta sociedad de esa época. Dentro de sus robos se encontró a la iglesia San Agustín y también a una mujer a la que le sacaron todas las cosas de la casa.
Otro robo que hicieron fue a Juan Alcina, quien era un comerciante español y uno de sus hombres de confianza habría sido Manuel Ferro, lo que nadie sabía es que el también formaría parte de los delincuentes.
Cuando hicieron el robo, Manuel Ferro reclamó su parte, pero ellos no le habrían dado nada, por lo que prometió venganza.
En el último robo que hizo la banda, mataron a una persona y allí la Policía se habría dado cuenta. Por eso, capturaron a Ignacio Rodríguez que era el líder, allí Manuel Ferro volvió y amenazó a las personas que seguían encargadas del crimen.
Allí entra en la historia Russi, pues él fue el defensor de Ignacio Rodríguez. Esto llenó de confusión a la sociedad, pues muchos lo consideraban como el defensor de los inocentes y no les pareció bien que fuera a estar en el caso de una persona con ese pasado.
Como Manuel Ferro juró venganza, se reunió con la banda y en una primera ocasión intetaron asesinarlo. En ese momento no pudieron, después lo mataron en frente de la casa de Russi.
Algunos testigos dicen que mientras agonizaba lo escucharon decir el nombre de Russi y varios tomaron eso como una señal de que había sido él. Por el contrario, otros pensaron que probablemente estaba pidiendo su ayuda.
Las autoridades supieron esto y arrestaron a Russi y, para la sorpresa de muchos, él no puso resistencia. En un principio, el abogado habría negado que conociera a Manuel Ferro o Ignacio Rodríguez, pero se dieron cuenta que eso no era verdad por un diario que tenía en la casa.
Luego de que lo capturaron, la Policía sacó uno de los diarios de Russi en los que escribía todo. Allí, al parecer, tenía consignado que era amigo de los dos criminales, pero no lo hacía público por lo que las personas pensarían.
Inclusive, también se dieron cuenta que la habitación de Russi tendría varias habitaciones y ahí vivían los dos criminales. Tendrían unos conductos que daban a otras partes de la ciudad para que nadie sospechara de la amistad.
Le puede interesar: Hombre habría vivido paranormal aparición mientras sacaba plata en Bogotá
Estas pruebas incriminaron a Russi y le dieron la pena de muerte. La ejecución fue en la Plaza de Bolívar. Allí, él habría pronunciado las últimas palabras que estremecieron a la sociedad.
“Pueblo, delante de Dios y de los hombres muero inocente, contra mis jueces no llevo remordimiento a la tumba, pero los esperare en el santo tribunal de Dios“, habría dicho.
Según contaron testigos, el fusilamiento habría sido muy cruel. Justamente, en La Candelaria, en la casa que él vivía, algunas personas dicen que han escuchado a una persona exigiendo justicia.
Además, aseguran que en las madrugadas se escuchan las palabras “soy inocente”. Este es uno de los mitos de Bogotá y aunque puede ser verdad, no hay pruebas sobre el tema.