Guns N’ Roses y Metallica son de las bandas más reconocidas y poderosas en la historia de la música. A finales de los ’80 e inicios de los ’90, ambas agrupaciones generaban fuertes emociones en su público gracias a su estilo frenético, y sus grandes éxitos.
En una idea de ensueño para miles de fanáticos, en la cúspide de su éxito ambas bandas tuvieron como idea hacer un tour juntos para el año 1992, sin embargo, este no salió como esperaban.
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Ya de inicio, Nirvana, banda que era la idea principal para ser telonero de estos conciertos evitó participar, luego de que Kurt Cobain se negara a relacionarse con Guns N’ Roses. Sin embargo, hubo un concierto en específico donde todo se fue por la borda.
Una de las noches más difíciles para ambas bandas fue la vivida el 8 de agosto de 1992. Aquel día, en el Estadio Olímpico de Montreal, Metallica se preparaba para salir a un nuevo concierto y cautivar a su público previo a la presentación de Guns N’ Roses.
Sin embargo, aquel día, mientras Metallica interpretaba ‘Fade to Black’, su cantante James Hetfield sufrió un grave accidente con un show de pirotecnia y fuego, lo que le causó graves quemaduras en uno de sus brazos, por lo que el concierto tuvo que detenerse.
Este accidente llegó incluso a quemar parte de su cara y a afectar su cabello, lo que realmente asustó a sus compañeros de banda.
«James me miró y comenzó a temblar, pude ver sus manos y su piel estaba llena de ampollas» dijo Kirk Hammett, guitarrista de la banda sobre este accidente.
Jason Newsted, bajista de la banda en aquel momento, llegó incluso a pensar que ese sería el final de Metallica. La agrupación tuvo que salir a hablar con el público mientras su líder se dirigía al hospital.
Ante este accidente y la interrupción del concierto, solo Axl y sus compañeros podían salvar el día para dar espectáculo a un público sediento de rock.
Sin embargo, Guns N’ Roses dio un show de menos de 1 hora. Esto se debió a que Axl aseguraba tener problemas con su voz, e incluso según él mismo, el sonido no era lo suficientemente bueno, por lo que optaron por abandonar el escenario.
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«Guns N’ Roses podría haber salido y salvado la patria, podían tocar las 3 horas que quedaban» aseguró Lars Ulrich, baterista de Metallica, años después de lo ocurrido.
Luego de haber abandonado el escenario, la multitud que había ido a ver a ambas bandas perdió el control, e incluso empezó a hacer disturbios e incendiar el lugar, al punto de enfrentarse con la policía.
Axl por su parte, según explicó el bajista, Jason Newsted, estaba en el camerino fumando un cigarrillo y tomando tranquilamente una copa de champagne, a lo que pensó que si realmente su voz estuviera dándole problemas, no tendría porque estar haciendo eso.
A pesar de este inconveniente, y que incluso los integrantes de Metallica aseguraron que no podían salir de sus camerinos por los disturbios, la gira pudo continuar, e incluso hicieron más de 10 conciertos tras esto por Estados Unidos y Canadá.
Hetfield pudo curarse y volvió a los escenarios, aunque solo para cantar, pues no podía tocar la guitarra, puesto que fue ocupado por John Marshall, guitarrista de la banda Metal Church.
Sin embargo, desde ese día, y como ejemplo de lo hecho por Guns N’ Roses, varios integrantes de Metallica aseguraron haber aprendido lo que una banda de rock nunca debe hacer.
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