Nel es un doctor británico, quien aparte de ser uno de los profesionales más conocidos por su profesión, su caso logró darle la vuelta al mundo, y no podía ser de otra manera, pues la gente se preguntaba cómo un arañazo y una lamida de su perro le podrían haber causado tanto daño.
Todo comenzó cuando el profesional estaba jugando con su perro, de raza cocker spaniel el cual le propinó un zarpazo, que en el momento no presentó mayor problema ni le acarreó ninguna consecuencia inmediata. La herida, producto del arañazo, tuvo un sentimiento de culpa de parte del canino, así que como muestra de arrepentimiento el perro pasó una lamida para buscar el perdón.
De hecho, en entrevista con la BBC, Jaco contó la historia que comenzó como un juego brusco con su mascota:
«Habíamos estado jugando un poco duro y me cortó la mano. Era un corte diminuto. Lo limpié y me olvidé de él. Nunca tuve más problemas con ese corte ni nada».
Sin embargo, tras el encontrón, Nel comenzó a presentar una sintomatología que alertó a su esposa, una serie de moretones que se pronunciaron por su cuerpo y cada vez eran más notorios. Lo que comenzó como una lamida se convirtió en una septicemia, producto de la saliva de su perro.
Las siguientes horas después de eso no fueron para nada alentadoras, pues recuerda que abrió sus ojos y ya estaba en el hospital presentando complicaciones en su salud:
“Estaba tirado en el hospital, mirándome las piernas y los dedos negros y gangrenosos. Supe que lo iba a perder todo. Me di cuenta de que el tejido estaba muerto. A pesar de que los médicos lo habían minimizado, sabía lo grave que era”.
La enfermedad le acarreó complicaciones en sus riñones, así que ahora debe someterse a diálisis, además de perder sus piernas de las rodillas para abajo, los dedos de sus manos, la punta de la nariz y sus labios se convirtieron en cicatrices.
Jaco no le guarda rencor a su mascota, aunque admitió en la misma entrevista que en un inicio sintió algo de rabia contra su perro:
“Hubo momentos en los que me sentí muy enojado y culpé a mi perro. Pero eso no servía para evitar estar triste. La bacteria fue simplemente mala suerte”, agregó.
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