En la noche del viernes 25 de marzo, millones de fanáticos alrededor del mundo se entristecieron con la lamentable noticia de la muerte de Taylor Hawkins, el legendario baterista de la banda de Seattle, Foo Fighters.
La banda tenía previsto esa misma noche un concierto en el FEP, pues eran los encargados del gran cierre del primer día de festival, pero, tras la repentina muerte del músico el show fue cancelado.
Varias hipótesis surgieron alrededor de su muerte, sin embargo, luego de las investigaciones pertinentes por parte de la Fiscalía y Medicina Legal, autoridades confirmaron que el músico murió por el consumo y mezcla de sustancias psicoactivas.
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En el comunicado oficial se informó que en el cuerpo de Hawkins se encontró una mezcla de al menos 10 estupefacientes, entre ellas marihuana, además de antidepresivos tricíclicos, benzodiacepinas y opioides.
Según dio a conocer la Revista Semana, “médicos forenses quedaron impactados por el tamaño del corazón del baterista”, órgano que colapsó ante el coctel de sustancias hallado en la sangre del músico.
El cuerpo sin vida del artista fue encontrado en extrañas circunstancias en la habitación de un hotel al norte de Bogotá, donde la agrupación se hospedaba previo a su concierto en el Festival Estéreo Picnic.
Sin embargo, la Fiscalía General de la Nación continuará con la investigación para el total esclarecimiento de la causa de muerte del músico e informará los resultados obtenidos en el marco de la misma de manera oportuna.
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