El negocio de venta de gases de la joven se volvió tan popular, que tuvo que cambiar su dieta para poder cumplir con todos los pedidos, algo que afectó su salud.
Matto tuvo que ponerle freno a su negocio, que le generaba casi 50.000 dólares a la semana, porque el cambio de alimentación le estaba generando dolores muy fuertes.
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“Me aconsejaron que cambiara mi dieta y tomara un medicamento supresor de gases, lo que acabó efectivamente con mi negocio”, aseguró la joven, que no se quedó con las manos cruzadas e ingenió un nuevo negocio: vender el sudor de sus senos.
“Será un verano de chicas calientes y mis pechos están sudando. ¡Así que embotellemos y vendamos!”, anunció la joven por medio de sus redes sociales, en las que reveló que cada frasco de sudor tiene un costo de 500 euros.