Previo a la pandemia, Alonso tenía un trabajo básico, pero sus ganancias no eran suficientes para el sostenimiento de su hogar. Tras la contingencia por la COVID-19 quedó desempleada, condición que mantuvo por siete meses y que la llevó a considerar varias opciones.
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La hispana, quien hasta hace seis años había trabajado como stripper, decidió reestructurar y potenciar su cuenta de OnlyFans. El portal digital LADbible mencionó que la principal razón para tomar dicha decisión fue costear la universidad de su hija, quien estudia Derecho.
Sus suscriptores pagan actualmente 4,55 dólares al mes para ver su contenido, y algunos de ellos gastan hasta USD 100 para una llamada telefónica de 20 minutos con ella.
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Las publicaciones que expone en su cuenta son “principalmente en topless”, según contó la protagonista, y que además aborda públicos bilingües por su capacidad de hablar fluido el español.
Si bien el negocio resulta beneficioso en términos económicos, para Marcela implica un reto constante pero que tiene su verdadero sentido al asegurar el futuro de su hija.