El líder de la secta que se ubica en Siberia, y se hacía llamar Vissarion, mantenía la fe en sus discípulos desde hace tres décadas.
En 1991 se instaló esta secta en una aldea boscosa ubicada en Kurgan, en la región siberiana de Krasnoyarsk, donde el sujeto que realmente se llama Serguéi Torop entregaba la «palabra divina» a quienes confiaban en su don.
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Sin embargo, tanto Vissarion como dos de sus familiares fueron capturados gracias a una operación en la que participaron los servicios especiales con la ayuda del ministerio del Interior.
Según las acusaciones, al líder lo culpan de autoproclamarse como el «Jesús de Nazaret reencarnado» para sacarle dinero a los discípulos, además de causarles graves daños psicológicos al incluirlos en su movimiento religioso.
Vissarion se había encargado de reunir desde hace varios años a los fieles que confiaron en su palabra para construir un arca como al de Noé, todo para salvar a la humanidad de las supuestas consecuencias que el hombre está a punto de enfrentar por su comportamiento.