Puede que la multinacional Sony siga erigiéndose, pasados más de 20 años desde el lanzamiento de la primera PlayStation, como la reina indiscutible en el mercado de las consolas domésticas, como ha venido demostrando la PS4 a lo largo del último lustro y el hecho de que la PS2 (2001) se mantiene a día de hoy como la máquina más vendida en la historia de la industria.
Sin embargo, en el apartado de las consolas portátiles la firma nipona no ha sido tan afortunada y, a pesar de dos prometedores intentos -los protagonizados por PSP (2004) y PS Vita (2011)-, jamás ha sido capaz de presentarse como alternativa seria al domino aplastante de Nintendo en este segmento del mercado, como se desprende de las millonarias ventas de las últimas versiones de Game Boy y, sobre todo, de la exitosa dupla formada por Nintendo DS (2004) y Nintendo 3DS (2011).
Esta experiencia agridulce en el sector ha llevado ahora al director gerente de la división interactiva de Sony, Jim Ryan, a confirmar de su propia boca lo que, sinceramente, muchos ya daban por hecho desde que la compañía anunciara hace cuatro años que la PS Vita no recibiría más juegos y, poco más tarde, que ya no se fabricarían más unidades de la máquina: que su aventura en el mundo de los dispositivos de ‘bolsillo’ había llegado a su fin.
«La PlayStation Vita fue brillante en muchos sentidos, y la verdad es que la experiencia de juego era muy satisfactoria. Pero claramente Sony ya no tiene intención de seguir por esa senda en lo que a sus futuros productos se refiere», ha revelado Ryan en una entrevista a Game Informer al tiempo que reivindicaba el legado de la segunda y última consola portátil de la marca, cuyas cifras de venta se estiman entre unos 10 y 15 millones de unidades en todo el mundo.