En todo equipo de fútbol ha pasado: hay rachas donde simplemente el balón no quiere entrar, puede parecer hasta brujería pero la bocha no pasa la línea de gol.
Justamente por esto, en Alemania decidieron mostrarles a sus jugadores dónde quedaba el arco contrario para intentar acabar con una racha de seis partidos sin meter un solo gol y que estaba mandando a su equipo, el Magdeburg de tercera división, al descenso y casi su extinción.
La táctica fue útil, aunque no del todo. Si bien sí se rompió la racha de no hacer gol, el equipo perdió 2-1 como local y terminó descendido.
Hoy en día, siete años después de esta recordada hazaña de los hinchas, el Magdeburg ha ascendido dos categorías y se encuentra en el puesto quince de la Bundesliga B. Las malas rachas tienen siempre su final.