El lenguaje puede resultar una barrera infranqueable o una herramienta muy valiosa a la hora de experimentar a fondo una nueva cultura, pero lo cierto es que en la vida real puede resultar muy complicado estudiar un nuevo idioma.
«Cada etapa del sueño afecta de una manera diferente al proceso de aprendizaje. La fase REM, por ejemplo, o el sueño de movimientos oculares rápidos, es cuando ocurren la mayor parte de sueños. Mantenerse en esa fase ayuda a aprender nuevos procedimientos mentales. La tercera fase del sueño, por otra parte, que se conoce como sueño de ondas lentas, permite aprender largas cantidades de información y habilidades motoras», apunta el doctor Nitun Verma.