El primer mandatario de Argentina, Mauricio Macri, quiso defender el arco ante la amenaza de gol de un pequeño que, con potencia, remató al arco defendido por el presidente, con tan mala suerte que atajó la pelota como no debía.
Con ánimos de desearles suerte a los pequeños que acompañarán a la Selección de Argentina en su debut en el mundial, el mandatario se puso los guantes y se situó bajo los tres palos para atajar en penal, pero recibió un balonazo en sus testículos.
Pese a querer disimular su dolor con una sonrisa, muchos saben que es casi imposible ocultar un golpe en los testículos.