En 2001, un año después de su primer divorcio, Liam daba la bienvenida a su tercer retoño junto a su entonces pareja y eventualmente segunda mujer, Nicole Appleton, con quien tuvo a Gene (16), aunque el matrimonio se rompió en 2013 tras salir a la luz que el músico tenía una hija secreta a quien no conocía, Gemma (ahora una niña de cuatro o cinco años), con una periodista neoyorquina llamada Liza Ghorbani.
Aunque su benjamina es demasiado pequeña para ser consciente del turbulento pasado de su famoso padre y, en el caso de su otra hija, él ni siquiera forma parte de la vida de la joven, cuando se trata de sus dos chicos Liam nunca trata de engañarles respecto a qué estilo de vida lleva. De hecho, ni siquiera se atreve a prohibirles que coqueteen con el alcohol o las drogas al ser consciente de que resultaría muy hipócrita por su parte.
«Yo no tengo ningún argumento para decirles esas cosas. Yo mismo consumo drogas. Así que cuando ellos hacen lo mismo, no puedo decirles: ‘¡No toméis drogas!’. Con todos los líos con mujeres, los divorcios, los críos y toda esas mi**das, por no mencionar las peleas en que me meto o el hecho de que no me hable con mi hermano, cuando les digo a mis dos chicos que no discutan y que se lleven bien, ellos me miran y me contestan: ‘Que te jo**n, ¿cómo le hablas tú a tu hermano?’. Así que no, no tengo ninguna autoridad moral», se sincera el músico en conversación con el portal Junkee.
En opinión del antiguo vocalista de Oasis, esa actitud liberal y abierta presenta ciertas ventajas, como por ejemplo que en un futuro sus retoños puedan sentirse libres para acudir a él en busca de ayuda o consejo a sabiendas de su experiencia lidiando con adicciones y cualquier otro tipo de problema.
«Más adelante siempre podrán recurrir a mí porque yo he hecho prácticamente todo lo que se puede hacer… He visto bastantes cosas», apunta.
En su caso, el menor de los hermanos Gallagher no tiene ningún reparo en hablar de su relación con las drogas y el alcohol para reconocer que sus seis meses de sobriedad le resultaron tremendamente aburridos -«de repente empecé a abrirle la puerta a la gente y a ayudar a las señoras con las bolsas de la compra»-, aunque insista en todo momento en que no por ello es un alcohólico.
«No consumo tanto como me gustaría, no», explica sin tapujos cuando se le pregunta. «Tengo que cantar y eso le pasa factura a tu voz. Pero en cuanto tenga algo de tiempo, voy a desquitarme a gusto».