Con adición de queso, pepperoni, piña y uno que otro escupitajo, eso sí, sin tomarse una selfie mientras se está adicionando la saliva sobre la pizza del cliente.
Este fue el mensaje que no entendió Burak S quien le dejó un recuerdito a su cliente para que no olvidara el toque perfecto de su pizza favorita.
Mientras tanto Huseyin Alyuz, el afectado, decidió llevar el caso hasta la corte de su país, demostrando que el domiciliario escupió su pedido mientras llevaba el video grabado por su vecino, quien por medio de un mensaje de texto le advirtió lo que había pasado.
Ahora Burak, domiciliario de Turquía, fue despedido de su trabajo y el caso es revisado por las autoridades, donde lo investigan por “poner en riesgo la vida de las personas al colocar una sustancia tóxica en la comida, o al estropearla a través de otros medios”, delito por el que podría pagar hasta 18 años.