El estudio fue realizado por Geoscience Australia y la Organización para la Investigación Industrial y Científica de la Mancomunidad de Australia (CSIRO).
La investigación se llevó a cabo en base a dos cosas: una, cuatro fotos satélitales de la zona dos semanas después de la desaparición del avión y dos, las corrientes marinas que llevaron a los objetos pertenecientes al Boeing 777-200er a las playas de la parte oriental de África.
Recordemos que en este vuelo iban 239 personas, de ellas 154 ciudadanos chinos, 50 malasios, 7 indonesios, 6 australianos, 5 indios, 4 franceses, 3 estadounidenses, 2 canadienses, 2 iraníes, 2 neozelandeses, 2 ucranianos, 1 holandés y 1 ruso.