Vicky, la esposa de Chirs, volvió a escribir una carta abierta en la que hace referencia sobre el día en el que conoció a la voz de Soundgarden.
«Te conocí en una noche estrellada de París, en el Hotel Plaza Athenee, después de que ambos fuimos llamados para organizar la fiesta post-show de Audioslave la noche siguiente. Me acuerdo de como te presentaron y tus ojos me atravesaron.
Aunque en el escrito Vicky no hace referencia a los recientes exámenes que toxicológicos que revelaron las sustancias que demuestra las sustancias que ingirió Chris antes de su muerte.
Tu show era al día siguiente, y yo no estuve ahí. Me uní a tu fiesta después, y cuando te enteraste de que no había visto el concierto, me preguntaste secamente: ‘Entonces ¿Qué estabas haciendo?… ¿Comiéndote un sándwich?’. Nos sentamos, y me acuerdo que pediste foie gras y yo te pregunté si estabas seguro de que querías eso. Siempre tuviste un gusto tan elegante.
Me acuerdo que llegaste corriendo, temeroso de que yo me hubiese ido porque te habías atrasado en tu entrevista con Zane Lowe. Por ese entonces, me acuerdo haber pensado que tenía que ser cuidadosa y distanciar mi corazón de enamorarse de ti. Sin embargo, no me dejaste, zigzageando por el mundo para visitarme. Estabas constantemente sufriendo de jet-lag porque no soportabas nuestro tiempo distanciados.
Finalmente te fui a visitar en Nueva York para Lollapalooza 2003, y organicé tu fiesta de cumpleaños número 39. Un par de semanas más tarde, yo estaba en Mykonos y tú seguías en Lollapalooza, cantándome desde el teléfono que me casara contigo. No sabía qué pensar, más que te amaba y que estaba absolutamente entregada.
Viajé con mi madre a Los Angeles, un día antes de mi cumpleaños. Me diste las más hermosas sorpresas, desde flores, velas y globos por todas partes hasta paquetes envueltos de todos los tamaños. Como si fuese Navidad. Me hiciste sentir como una princesa.
Te cambiaste al Beverly Hills Hotel porque yo me estaba quedando ahí. Un día me despertaste y me dijiste que necesitabas que te devolviera un collar. Yo te pregunté por qué, pero tu simplemente lo sacaste y cortaste el anillo de plata que colgaba de él. Me dijiste: ‘Tuve una visión muy extraña. Todavía no tengo el anillo de verdad, pero realmente me quiero casar contigo’. El anillo me cupo perfecto, y aunque me sorprendiste con un Harry Winston semanas más tarde, no quise sacarme el original, y lo usé en nuestra boda. Los dos anillos siempre representaron lo distintos que éramos pero lo bien que nos complementábamos.
Me acuerdo que lloraste en la boda civil. Nunca conocí a un hombre más sensible y especial.
Tuvimos a nuestros hermosos bebés, y me dijiste que era tu alma gemela y que me habías estado buscando. Estoy tan feliz de que me hayas encontrado. Estoy tan feliz de los 14 años que vivimos juntos. Hacíamos todo juntos, literalmente todo. Eras mi mejor amigo, y cuando no estaba de gira, hablábamos por teléfono al menos 4 horas al día».