“No tenemos un número de cuántos quieres tú, cuántos quiero yo. No. Tener tantos eso es un problema, entonces yo prefiero tener, máximo, dos. Así los puedo manejar a los dos y no hay tanto problema, porque por más que uno intente tener una relación donde no hayan celos, donde no hayan conflictos… si uno se vuelve loco con uno, imagínese con tres o con cinco, la vida un enredo. Entonces con dos es más que suficiente. En el caso de mi marido, si él quiere tres, si él quiere una, si él quiere cinco, eso es problema de él, las que él quiera, las que él se siente capaz de manejar. Las reglas que nosotros manejamos son que me tiene que contar siempre antes o después, que nos tenemos que cuidar -en el caso mío con mi pareja nos hacemos los exámenes cada mes, como si estuviéramos trabajando en la industria pornográfica, porque uno nunca sabe la otra persona dónde va y lo pone, o lo mete, entonces hay que tener cuidado con eso. Sobre todo, ser claros con la parte sentimental, ¿hasta dónde me voy a permitir yo involucrarme sentimentalmente con esas otras personas? La otra persona que está participando tiene que tener claro que mi marido es esa persona y que yo soy la mujer de mi marido. Que no se vaya equivocando, porque él sabe que siempre va a estar en segundo lugar. Mi sentimiento de amor, de cuidado, de protección, está con mi marido. Con mi novio es un sentimiento de amistad, donde me genera placer, me hace sentir rico, donde compartimos otras cosas que no son precisamente ese amor.»
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