Aquí el protagonista es ‘Boby’, un can a quien se le murió su dueña. El día del entierro la familia y amigos de la mujer partieron en un cortejo fúnebre, y aunque el animal debía quedarse en casa, decidió correr hasta el cementerio.
Durante tres kilómetros Boby corrió sin descanso y al llegar al cementerio permaneció todo el tiempo junto a la tumba de quien fuese la mujer que lo cuidó.
La historia se ha vuelto viral en los últimos días y pues… ya pueden llorar.