Cuando se habla de los 90 en Latinoamérica, Illya Kuryaki & The Valderramas es un nombre insoslayable. Nacidos en la escena alternativa, se alejaron de la tendencia sónica y electrónica predominante por esos años y decidieron probar por otros caminos.
Enamorados de Tupac Shakur, comenzaron con el rap y el hip hop y, enseguida, incorporaron cosas del hardcore a lo Beastie Boys. Muy pronto, lograron consolidar un estilo propio y ecléctico en donde todo lo anterior se combinaba con potentes dosis de soul y de funk, con una clara influencia de Stevie Wonder y de Prince.
Había mucha expectativa por su llegada a Barcelona, sobre todo entre el público argentino y latinoamericano. Y eso se notó en la convocatoria, una Sala Apolo repleta de jóvenes que nunca los habían visto en vivo y de hombres y mujeres de entre 30 y 40 años que fuimos adolescentes en los 90 y pudimos revivir una pequeña parte de aquellos años.
Pero, por suerte, no se trató sólo de un revival al estilo de esas bandas que vuelven a juntarse por mera nostalgia del pasado. Esta segunda etapa del grupo que encabezan Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur, luego de un silencio de 10 años, trajo consigo dos discos nuevos: “Chances”, editado en 2012, y “L.H.O.N. (La Humanidad o Nosotros)”, de 2016, y motivo principal de su arribo a la capital catalana.
A “Gallo negro”, el corte del nuevo álbum, le siguieron el magnético “Los Angeles” y el ultra-bailable “Hombre libre”, tres canciones nuevas que representan el espíritu de “L.H.O.N.” y de esta etapa madura del conjunto argentino. Todo, dentro de una playlist que también incluyó muchos hits de las diferentes épocas de la banda, lo que acabó de configurar una auténtica fiesta.
La rapera “Abarajame”, el hardcore “Remisero” y el funk hipnótico “Jaguar House” fueron las canciones elegida del disco “Chaco” (1995). A “Jugo”, de “Versus” (1997) le adosaron en el mismo set “Latin Geisha” de “Leche” (1999), quizás el disco que mejor los posicionó en todas las radios latinoamericanas y del que también hicieron “Jennifer del Estero” y “Coolo”.
Un show imborrable y con el condimento del reencuentro con este grupo que, además de contar con un pasado ejemplar, pretende seguir con un futuro creativo y lleno de éxitos. Así lo demostraron durante la última entrega de los Premios Grammy, donde consiguieron llevarse dos estatuillas como «Mejor álbum de música alternativa» y «Mejor video» por «Gallo Negro”.
Por: Laureano Debat
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