Para contextualizarlos, un estudiante de la ciudad de Bristol se contactó con la joven y luego de disfrutar de una cena, decidieron irse a la casa de él.
En un momento la jovendecidió pedirle el baño. Hasta ahí normal. El problema fue que su defecación fue de tal magnitud que al ‘bajar el agua’ no desaparecería su oloroso popó, decidió tirarlo por la ventana.
«Es una ventana peculiar. Solo se abre uno de los cristales, pero solo por la parte de arriba. Y queda entre éste y el segundo de los cristales un espacio», contaba el dueño de la casa, Smith.
Claramente, una vez pasó esto, la joven decidió contarle a Smith lo ocurrido. Pero aquí vino la peor idea. La joven trepó a la ventana y sin pensarlo, se quedó atrapada junto a su excremento.
Por lo que al pobre hombre le tocó llamar a los bomberos. La joven fue rescatada ilesa.
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