Negros, simbólicos, de colores o para recordar momentos importantes. Los tatuajes pueden ser una estilosa marca personal, una pieza de arte en tu cuerpo. Sin embargo, hay varios puntos que considerar a la hora de hacerse uno. BBC Mundo te los explica.
1. Saber qué es un tatuaje y estar 120% seguro de querer tener uno
Un tatuaje es una marca permanente en la piel, realizada con tinta o pigmentos. Por miles de años la gente se ha hecho tatuajes como una expresión cultural de pertenencia, individualismo o rebeldía. Otros, como criminales y esclavos, fueron «marcados» con tatuajes.
Actualmente cerca del 15% de la población mundial tiene un tatuaje, según cifras de la Sociedad Europea de Investigación en Tatuaje y Pigmentos (ESTPR). La cifra se duplica en los menores de 35 años. Existe, además, una tendencia al alza entre las mujeres y los adolescentes, aunque en muchos países es ilegal realizarse un tatuaje antes de los 18 años.
Hay que recordar que quedará ahí para siempre. Más allá de lo que hagas, lo que te pongas o cómo tu cuerpo cambie. Estar completamente seguro de querer uno es esencial. Además, saber qué tatuaje, de qué tamaño y exactamente en qué parte del cuerpo. Un buen tatuador es el que escucha y responde todas tus dudas antes de comenzar el trabajo.
2. Prepararse para «sufrir»
Un tatuador introduce tinta en la piel a través de agujas o de una máquina eléctrica. Las agujas penetran la piel entre 80 y 150 veces por segundo. Y duele. ¿Cuánto? Depende de tu tolerancia al dolor. Algunos lo encuentran muy doloroso, otros simplemente molesto o irritante. Una buena descripción es que se siente como una intensa raspadura de piel.
3. Elegir con pinzas el lugar y el artista
Hoy la variedad de estilos de tatuajes es inmensa y lo mismo pasa con quienes se dedican a este arte. Entonces, lo primero tras decidir qué tipo de tatuaje quieres -no es lo mismo un tribal sólo en negro que flores estilo caricatura con colores vivos- es investigar qué artista se dedica a esa técnica.
«La tinta roja es la que más causa alergia. Se recomienda evitar los colores rojos y sus derivados, como el naranja, violeta, vino tinto y otros que contengan una mezcla de pigmentos que incluyan rojo«, asegura la ESTPR.
Mientras más tinta se utilice, mayor es el riesgo de alergia o rechazo.
4. Lo barato sale caro
Un tatuaje al final, es un bien adquirido mediante una transacción comercial. Que además usará tu propio cuerpo como base y que probablemente te acompañe toda la vida. Así que pedir inspeccionar el lugar donde lo harás no es ninguna exageración.
Asegúrate que conoces el nombre completo del artista, que trabaja en un lugar conocido, con altos estándares de higiene, donde las agujas y los guantes se usan una sola vez. El tatuador debe tener experiencia y no ser un aficionado. ¿Le entregarías el cuidado de tu hígado o tu corazón a un «artista amateur» por ahorrar unos centavos? Bueno, la piel no es la excepción.
La ESTPR advierte nunca realizarse, por ejemplo, tatuajes en una fiesta o festivales. Evitar además hacerse uno en el extranjero, especialmente donde la incidencia de estafilococos resistentes a la penicilina (SARM) es alta.
Otro factor a tomar en cuenta es que las botellas de tinta utilizadas para el tatuaje estén completamente nuevas y limpias y que sean de un fabricante reconocido.
Como mínimo, el nombre y la identidad del fabricante deben aparecer impresos en la botella que además debiera tener algún tipo de declaración de ingredientes. LA ESTPR recomienda «no ser tatuados con tinta de bajo precio, llamada ‘tinta china’, o copias de la tinta de marca«.
A veces es necesario diluir la tinta en agua. En este caso la ESTPR recomienda agua esterilizada, que es fácil de encontrar en las farmacias. Lo mejor es traerla. El agua destilada no siempre es esterilizada. Y una advertencia: «nunca usar agua de la llave«.
Y lo más importante: confía en tus instintos. ¿El lugar se ve limpio? ¿Higiénico? ¿El tatuador se mostró abierto y dispuesto a contestar tus preguntas o más bien molesto e incómodo?
5. Estar consciente de los riesgos. Y evitarlos.
Los tatuajes son agujas en tu piel, así que el mayor riesgo viene de la utilización de agujas contaminadas que puedan contagiarte enfermedades tan complejas como el VIH o la hepatitis.
Los tatuadores profesionales utilizan un equipo esterilizado y agujas nuevas (desechables) con cada cliente.
Otro de los riesgos es desarrollar una reacción alérgica al pigmento utilizado. Esto no necesariamente pasa de inmediato, sino que puede tomar días en desarrollarse e ir desde un pequeño sarpullido rojizo hasta una herida abierta que se infecte.
Además, la Academia Estadounidense de Dermatología (AAD, según sus siglas en inglés) advierte que no es bueno realizar tatuajes sobre piel con lunares, ya que este impedirá notar cambios importantes. Esto es especialmente importante para personas «que tienen múltiples lunares o nevos displásicos (lunares atípicos), ya que tienen más riesgo de desarrollar un melanoma en alguno de esos lunares«, asegura el doctor Ariel Ostard, dermatólogo y profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York en su columna de la Fundación del Cáncer de Piel.
Los melanomas son «la forma más mortal de cáncer de piel«, pero son altamente tratables si son diagnosticados a tiempo, asegura la AAD.
6. Invertir tiempo en su cuidado
Si la piel tatuada se siente seca, es bueno aplicar una loción neutra e hipoalergénica, a base de agua o crema. Al contrario de lo que se cree, la vaselina no es lo más recomendable, ya que puede hacer que la tinta se corra o causar una reacción alérgica.
Es muy importante además, según la ADD proteger la zona tatuada del sol, ya sea evitándolo, cubriéndose o utilizando un protector solar con factor 30 o superior.
Además de que la piel tatuada queda vulnerable -como una quemadura menor-, la luz ultravioleta puede borrar partes del tatuaje.
Es importante visitar a un dermatólogo ante cualquier alergia o reacción. No sólo en las primeras semanas, sino cuando ocurra, ya que la piel puede reaccionar incluso años más tarde.
¿Y si todo falla? Tranquilos. Hoy existe la posibilidad de remover un tatuaje si todo sale mal o simplemente ya no lo quieres más en tu cuerpo. Sin embargo, es un proceso caro y generalmente, doloroso, advierte la ESTPR.