Lindsay Istace es la instructora de esta nueva disciplina. Ella asegura que es un método terapéutico que se le ocurrió mientras intentaba superar una ruptura amorosa muy complicada.
En ese momento, se dio cuenta que insultar y gritar durante su práctica diaria de yoga, le ayudaba a superar sus problemas de adicciones e ira.
“Cuando empecé a asistir a clases de yoga sentía que no encajaba realmente, y eso que probé en diferentes sitios. Existe un enfoque muy serio e inexpresivo, excesivamente sereno. Yo no funciono así”, aseguró Istace.
La instructora da clases en el Pub Dickens, por un valor de 12 dólares, incluyendo un descuento para tomarse una cerveza al acabar.