Se estaba realizando uno de los partidos de tenis del ‘Australian Open’ y la pelota iba y venía entre raquetas con mucha fuerza y mucha velocidad, de hecho, a 195 Km/h, sin pensar que ese objeto redondo terminaría impactando contra las brevitas de uno de los recoge bolas que estaba en la cancha.
¡Tal y como dice Homero, funciona a muchos niveles!