El bajista más recordado de Metallica cumpliría 54 años si siguiera con vida, hoy lo recordamos con un recorrido por su fugaz vida.
Cliff creció en una familia hippie, adoptando su imagen, ideales y actitud, sus padres lo recuerdan como un muchacho tranquilo e inteligente.
Su acercamiento a la música ocurrió a los seis años cuando comenzó a tomar clases de piano, su primer instrumento, cuando su hermano murió de un aneurisma cerebral, Cliff comenzó a tomar clases de bajo y se prometió que se convertíría en el mejor bajista en honor a su hermano.
Con el paso del tiempo el progreso de Cliff en el bajo fue evidente, al extremo de superar a su profesor y tener que pasar a otro, incluso profundizó en géneros como la música clásica y el jazz. Después de graduarse Cliff comenzó a tocar en la banda Trauma donde destacó de entre sus compañeros de banda.
En 1982, cuando Cliff tocaba con Trauma, conoció a James Hetfield y Lars Ulrich quienes lo escucharon ejecutar un solo con su bajo, asombrados los integrantes de Metallica sabían que necesitaban a Cliff Burton en su agrupación, tras una serie de negociaciones Cliff convenció a la banda de mudarse de Los Ángeles a, San Francisco, finalmente Cliff debutó con Metallica el 5 de marzo de 1983.
Cliff Burton era quizá el elemento diferenciador de Metallica, cabe recordar que con la llegada de Burton a la banda, las nociones musicales se ampliaron, compartía el conocimiento con sus compañeros de banda y conceptos como armonía o melodía fueron finalmente aplicados.
Como bajista, era capaz de crear una melodía en su cabeza y escribirla sin haberla tocado antes, aplicaba la distorsión para reforzar el instrumento, evitando que así que fuera opacada por la distorsión de las otras guitarras, además su aporte como letrista también se ve reflejado en temas como The Call of Ktulu y The Thing that Should not be, todo gracias a su pasión por la literatura de terror.