El partido fue un reflejo de los últimos clásicos: no hubo imaginación ni fútbol -al menos en el primer tiempo-. Pero en la segunda mitad la pelota volvió a ser protagonista. Millonarios mostró una defensa sólida que ganó cada duelo individual, mientras que Santa Fe se concentró, tras el primer gol, en derribar a sus contrarios y se olvidó de su juego. El León fue pasivo, mucho; algo no propio de un equipo que dirige Gustavo Costas.
Los cardenales no tuvieron llegadas claras y se encomendaron a su suerte de media distancia. Hubo poca. Y en el peor momento de Millonarios fue cuando llegó el segundo gol. Enzo se inventó un zurdazo imparable que clavó en el ángulo y destruyó a Santa Fe. El clásico se durmió, pero fue en el 85′ cuando los cardenales volvieron a meterse en el juego. Tesillo se encontró un balón en el área y con un derechazo la mandó a guardar. 2-1 en el marcador y cinco minutos por delante.