Todo arrancó cuando Carol Howart, una mujer de 65 años, que había visitado una reserva natural volvía de regreso a Haverfordwest y se detuvo en un centro comercial. En ese momento, Howart se dio cuenta de que la parte trasera de su carro vehículo estaba llena de abejas.
Afortunadamente en la zona estaba el guardabosques Tom Moses, de 41 años, quien inmediatamente alejó a la dueña y a todos los curiosos para evitar que alguien resultara herido.
“Me di cuenta de una enorme mancha marrón en el coche. Había visto enjambres asentarse en cualquier tipo de cosas, pero nunca uno tan grande como éste. Estaba un poco preocupado porque alguien podría hacer algo estúpido y resultar herido o hacer daño a las abejas”, afirmó Moses en una entrevista para The Guardian.
La Asociación de Apicultores de Pembrokeshire, fue la encargada de resolver la situación. Más tarde, Carol volvió a su casa y cuando parecía que todo estaba bien, se encontró con que nuevamente había miles de abejas en la misma parte del carro.
Por supuesto, los apicultores se volvieron a encargar de la situación.
Lo que explica Roger Burns, uno de los apicultores, es que la abeja reina se quedó atrapada en el interior del Mitsubishi Outlander, y el resto de las abejas decidió seguirla.
“La teoría que tiene más fuerza es que la abeja reina se sintió atraída por algo en el coche, quizá algo dulce, y se metió por el hueco del limpiaparabrisas trasero o por una bisagra”.