Todo ocurrió en una clase de física, donde el maestro de secundaria pide a un estudiante acostarse con un bloque de cemento encima, después, el profesor procede a destrozarlo con un mazo; aunque si lo vemos bien era una hacha.
En esta situación, la mala suerte se la llevó el asistente ya que el maestro el no tuvo suficiente tino y sí mucha fuerza.