Todo empezó cuando Marie se reencontró con Alexander Cooper en mayo pasado después de casi una década de haber perdido contacto.
Ambas personas se enamoraron y empezaron una relación. Un día, la roomate de Marie salió de vacaciones y ella le pidió a Cooper que fuera a pasar una semana con ella a su casa.
Claramente, él que aceptó, pero cuando la roomie de Marie regresó, él se negó a salir de la casa.
Tras pelear como Dios manda con su novia, él le dijo que ya se iba, que estaría en casa de su padre y todos vivieron felices o eso parecía.
Semanas después, las chicas que ocupaban la casa se dieron cuenta de que la comida desaparecía, el papel de baño cambiaba de lugar, había extrañas huellas por aquí y por allá.
Ante esto, Marie y su amiga llamaron a un grupo de policías que después de encontrar las huellas, sólo dijeron: “Cambien las cerraduras”.
Al encontrar huellas de dedos sucios en la puertita que llevaba al ático, encontraron que Cooper nunca salió de la casa de Marie, se fue a esconder a su ático, robaba su comida cuando las chicas se iban a trabajar y hasta sacaba dinero de sus cuentas bancarias.