“Había muchos candidatos durante las elecciones canadienses. Uno de ellos era un imbécil que solo decía lo que pensaba. No ofrecía soluciones de verdad, solo decía cosas indignas. Pensábamos que era divertido, y nadie creyó nunca que llegaría a ser presidente. ¡Era un chiste! Pero dejamos que el chiste siguiera por demasiado tiempo. Siguió cobrando impulso, y cuando estábamos listos para decir ‘Ok, ¿quién será el presidente?’, ya estaba siendo juramentado en su cargo. ¡No estábamos prestando atención! ¡No estábamos prestando atención!’, culmina, echándose a llorar”, asegura el episodio.