Se trata de Ytterdahl, un noruego de 18 años que se encontraba cenando un lunes con sus amigos en Mc Donald’s cuando le propusieron que se tatuara la factura de la cena de ese día en su brazo como castigo por ser tan atractivo para las mujeres. De hecho, era eso o tatuarse una muñeca Barbie en el trasero.
De esta manera fue que Stian se hizo su primer tatuaje, que abarca casi la totalidad de su antebrazo. Por supuesto, sus padres no están de acuerdo con ello pero eso no parece afectar al joven, que lejos de avergonzarse, alardea de ello diciendo que tiene un tatuaje que nadie más tiene. Incluso la fecha y la hora son y serán únicos. Veamos que piensa cuando cumpla 50 años más.
Por su parte, según recoge Daily Mail, McDonalds niega que se trate de una acción de publicidad y márketing de su empresa y se limita a decir que sólo se trata de un cliente fiel.
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