Investigadores de la Universidad de Stanford han llevado a cabo un estudio, en el cual desarrollaron un pad de control capaz de monitorizar el sistema nervioso del gamer. Mediante sensores biométricos instalados en un mando de Xbox 360 tradicional, se pudo obtener información sobre la transpiración, ritmo de la respiración, del nivel cardiaco y del movimiento del jugador.
Tal como lo ha comentado Gregory Kovacs, desarrollador de este innovador producto, las aplicaciones que podrían dársele son múltiples.
«Si un jugador quiere una emoción y entretenimiento máximos, podemos medir cuándo se está aburriendo y, por ejemplo, aumentar los zombis en la fase».
«También podemos controlar el juego para los niños. Si los padres están preocupados de que sus hijos se sumerjan demasiado en el juego, podemos bajar su tono o recordarles que es hora de tomarse un descanso», agrega Kovacs.
Grandes compañías de la industria de los videojuegos se encuentran probando con patentes biométricas, las cuales mejorarían considerablemente la experiencia de juego de sus usuarios.
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