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Los rockeros que lo tenían todo, pero por necios lo perdieron

Les sobraba talento para ser los amos, pero algo ocurrió: una decisión equivocada, vicios peligrosos, mala suerte He aquí los músicos que se quedaron en la quiebra.

Laura Moreno

Publicado por Rolling Stone.



The Strokes

Llegó el efecto 2000 y la necesidad de un nuevo grupo generacional estaba candente. Mientras el 11-S causaba estragos, también atraían el punto de mira a Nueva York unos niños bien, guapos y arrogantes. Rápidamente, a los Strokes se les promocionó como líderes del rock del nuevo milenio (principalmente por Last nite, un corta y pega de un clásico de Tom Petty, American girl). Pero el nuevo milenio avanzó sin los Strokes, y cinco años después de salir a la venta su último trabajo, First impressions of earth, su próximo álbum las tiene todas de su parte para ser el nuevo Chinese democracy, de Guns N’ Roses; es decir: un disco que ha tardado más de una década en gestarse, de presupuesto millonario y sin relevancia creativa. Ya veremos, porque dicen que saldrá en febrero.



The Darkness
The Darkness fue algo insólito: unos melenudos, con voces agudas a lo Queen y pantalones apretados que parecían del atrezo de Spinal Tap (la sardónica película de culto que ironiza sobre la vida de un grupo de rock), que lograron triunfar hasta entre los modernos (encantaban a New Musical Express, revista musical de referencia). Pero se tomaron los clichés del rock más excesivo muy en serio, o al menos su cantante, Justin Hawkins, que se enganchó a la cocaína (confesó haberse gastado 225.000 euros en su adicción, en tres años). Éste dejó la banda y a sus ex compañeros ahora se les puede escuchar tocar por la mañana en festivales de heavy con su nueva banda, Stone Gods.

Este es el vídeo de su canción I believe in a thing called love. Todos los clichés del rock and roll metidos en cuatro minutos.


Sepultura

Un grupo de Belo Horizonte, Brasil, consiguió no sólo colocarse a la cabeza del heavy en el primer mundo con su mezcla de punk, hard core y metal, sino que además lograron el crédito hasta de los más escépticos con sonidos duros cuando introdujeron música tradicional brasileña a sus canciones. Cuando iba a ser la banda definitiva del género en los 90, de manera abrupta, su cabeza, Max Cavalera (¿el Manu Chao del heavy?) abandonó el barco. Los motivos quedaron difusos y se han ido esclareciendo: encontronazos irreconciliables de Max derivados de la muerte de su ahijado, hijo de la entonces mánager de la banda, Gloria Bujnowski. Sepultura siguió con otro vocalista y entró en la segunda división (si no tercera) del heavy, mientras Max logró mejores resultados con Soulfly, repitiendo hasta la saciedad la mezcla de guitarras rudas con voces agónicas.



Evan Dando (Lemonheads)
Lo tenía todo: genial compositor tanto de pop guitarrero como de country-rock, guapo y con un aura de tipo intelectual. Pero se tropezó con Courtney Love, se fueron a pasar unas semanas de sexo y drogas y Evan Dando regresó atontado. Esto ocurrió a mediados de los noventa. Luego se pasó diez años dando tumbos (ya sin Courtney), incluso haciendo giras por tugurios en plan acústico y cobrando lo que considerara el dueño (normalmente unas monedas). Una pena. En 2006 editó un álbum decente, The Lemonheads, pero parece que ya se pasó su tiempo. Y eso que este tipo nacido en Boston sólo cuenta con 43 años.

Aquí les dejamos su versión guitarrera del tema de Simon y Garfunkel, Mrs. Robinson


Syd Barret (Pink Floyd)

Un caso de locura provocado por la mezcla de demasiada sensibilidad artística y drogas. Otro sería Brian Jones, de los Rolling Stones. Pero centrémonos en Syd Barret. Él fue el creador de esa obra maestra de la psicodelia-rock que fue el primer disco de Pink Floyd, The piper at the gates of dawn (1967). Después de eso, abundante LSD, muchas idas de olla y algún disco en solitario notable. A mediados de los setenta se retiró a vivir con su madre, donde permaneció hasta 2006, cuando murió a los 60 años víctima de un cáncer de páncreas. En más de 30 años no compuso ni una canción ni ofreció entrevistas. Todo un talentazo desperdiciado.



Justine Frischmann (Elastica)
Si rondas los 40 años recordarás a Justine Frischmann. Fue esa chica flequillera que surgió a mediados de los noventa, en plena explosión brit-pop, con un grupazo llamado Elastica. Si Oasis eran más Beatles, Blur reconocían su influencia de los Kinks y Suede sonaban a Bowie, Elastica preferían la velocidad violenta de The Clash. Elastica editó un antológico primer disco, Elastica (1995), lleno de canciones de poco más de dos minutos (o menos), disparos de punk como Stutter o Connection.Luego, Justine se lió con Damon Albarn, de Blur, y parece que éste la eclipsó. Elastica se pasó los siguientes años sin rumbo. Todavía esperamos a que Justine componga canciones tan gloriosas como en 1995. Quizá algún día…

Aquí pudo ver el vídeo del electrizante Stutter.



Courtney Love
Con la que le lleva cayendo los últimos diez años a Courtney (ver su última travesura aquí), quizá algunos olviden que su grupo, Hole, grabó uno de los mejores álbumes de la época grunge, Live through this (1994). Claro, que Courtney dejó que su talento se fuera por el desagüe y se echó a perder por los excesos, la desgracia de la muerte de su marido (Kurt Cobain) por un suicidio y por sentirse superada al no saber hacer de madre.

A continuación, puedes ver a la mejor Courtney, sacando toda su rabia en una impetuosa interpretación de Violet, en 1995, del álbum de Hole Live through this. Atención a cómo lanza la guitarra y el micrófono al final.


Jerry Lee Lewis
Su nombre es sinónimo de maldito en el rock. Tocaba el piano como un diablo y cuando esto del rock and roll empezó a llegar a las masas parecía que iba a ser él quien se llevaba el gato al agua. Sin embargo, la cosa se torció cuando se casó con su prima segunda… de 13 años. La sociedad americana se le echó encima tachándole de pervertido. Se truncaron los planes de conquistar el mundo, que finalmente fue para Elvis Presley (que hacia la mitad de los 50 fue su rival directo). Casi seis décadas después nadie ha conseguido hacer sonar un piano tan salvaje como él. Pero, ¿servirá esto de consuelo para Jerry?



Jay Farrar (Uncle Tupelo, Son Volt)
Uncle Tupelo fue la banda más interesante de lo que se llamó country-rock alternativo, allá por el final de los ochenta. Dos líderes tenía el grupo estadounidense, ambos sobrados de talento: Jeff Tweedy y Jay Farrar. Se pelearon (suele pasar cuando coinciden dos geniecillos al mando), y Tweedy formó Wilco, mientras que Farrar montó Son Volt. Las dos bandas eran fantásticas pero… sólo triunfó Wilco. ¿Qué pasó? Probablemente no estar en el sitio adecuado el día que hicieron la foto. Ahora, Farrar ofrece conciertos él solo con la guitarra en cualquier garito.

Aquí les pusimos una actuación de Uncle Tupelo. Jay Farrar lleva la voz principal y la guitarra, mientras Tweedy ejerce de secundario tocando el bajo y haciendo coros. La canción, Graveyard shift, es un country grunge salvaje.

https://www.youtube.com/watch?v=MeaOM7rMfog

Arthur Lee (Love)
Si consultas las listas de los mejores discos del rock, ahí aparece siempre Forever changes, la gran obra de Love, la banda que lideró Arthur Lee en los sesenta. Lee atesoraba la furia de Hendrix y el talento de Lennon. Pero, ay, era un tipo de costumbres al filo y de carácter áspero. Después de romper con Love inició una carrera irregular, sobre todo debido a su modo de vida disoluta. Ingresó varias veces en prisión, casi siempre por temas relacionados con las drogas. Muchos recordarán su desastrosa actuación en el Festival de Benicàssim 2004. Lee falleció en 2006, con 61 años.

Aquí se puede ver a Arthur Lee, y su abrigo de pieles, en un curioso vídeo de 1967, mientras suena la preciosa Wonder people, de Love. Al final se funde con imágenes en directo.

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