Al parecer, Hartshorn padece lipodistrofia, una extraña y poco frecuente enfermedad genética que hace que su piel se arrugue y envejezca precozmente. Zara heredó esta patología de su mamá, Tracy Gibson, que también la sufre.
A los 12, la confundían con la madre de su hermana mayor. Antes, entre los 8 y los 10 años, sus compañeros de colegio la agredían y la burlaban de manera continua. Tanto, que durante un tiempo tuvo que dejar de ir al colegio.
Afortunadamente, y gracias a la ciencia, esta “teen” inglesa, nacida en Rotherham, South Yorkshire, ahora puede hacer una vida normal, según informa el Daily Mail.
“he sufrido muchos comentarios durante toda mi vida, pero ahora me siento completamente capaz de dejar el pasado atrás, perdonar y olvidar” indica la adolescente.
El mejor ejemplo de que, más allá de excesos y obsesiones, la ciencia también puede hacer milagros: este es el “lado bueno” de la cirugía estética.