Se trata de lo que en China se conoce como “casa clavo”: una vivienda que, debido a la falta de acuerdo entre los inquilinos y las autoridades, se mantienen en pie en medio de un paisaje que ha cambiado por completo.
En este caso, según han explicado los vecinos, todavía viven dos personas en el interior que no han firmado la orden de desalojo porque la compensación económica les parecía escasa.
La casa se encuentra frente a la estación de trenes de Wenling, en la provincia de Zhejiang. La carretera que pasa por ella todavía no ha sido abierta al tránsito, pero como se puede ver en algunas imágenes, ya hay algunos coches que circulan por ella y que tienen que rodearla a su paso.
Los dos laterales del edificio de cuatro plantas ya han sido prácticamente destruídoss. Esto se debe a que las personas que vivían allí firmaron la orden de desalojo.
Este tipo de episodios y polémicas son relativamente frecuentes en China, un país que ha vivido en las últimas décadas una transformación física espectacular, con la construcción de miles de nuevos edificios, rascacielos, carreteras y líneas de tren.
En algunos casos, las compensaciones económicas a los ciudadanos son escasas, se utiliza la fuerza para echar a los inquilinos de sus casas o el dinero acaba en los bolsos de funcionarios corruptos.
En los últimos años, se calcula que más del 60% de los altercados o incidentes que han tenido lugar en China están relacionados con este problema.