Un hincha se entrometió en pleno encuentro solo para intentar tocar a su ídolo. El argentino estrechó su mano y complació al entusiasmado joven.
La reacción del intruso tras el saludo fue cómica. Levantó los brazos como si hubiese anotado el último gol de los mundiales. El fanatismo que genera Messi traspasa las fronteras, hasta los hinchas rivales quieren aunque sea recibir un saludo del crack argentino.