El gran éxito de Call of Duty Modern Warfare, desarrollado por Infinity Ward, terminó con la firma de un acuerdo (recogido ahora por Game Informer) que impedía que cualquier otro estudio desarrollara un juego de la serie basado en una época posterior a Vietnam.
Con el anuncio de Call of Duty Black Ops II, en manos de Treyarch y ambientado en un «futuro próximo», este acuerdo puede estar incumpliéndose, hecho que podría terminar suponiendo problemas para la comercialización del título a finales de año.
Sin embargo, para Treyarch, esta situación puede provocar más de un problema. Y no solo por los posibles flecos legales que se deban pulir para garantizar el lanzamiento de Black Ops II, sino por las limitaciones creativas que impone no poder trabajar en estas épocas.
No obstante, y a pesar de que Activision no ha realizado comentarios oficiales al respecto, se entiende que la presentación en sociedad del shooter se ha realizado porque existe una revisión de este acuerdo empresarial.
Treyarch e Infinity Ward comparten la producción de cada nueva entrega a razón de un juego por año y por estudio. A pesar de que la relación profesional entre os equipos es cordial de cara a la galería, acuerdos como éste demuestran que en los negocios no existen amigos.