"Hay muchos clientes que hacen grandes pedidos para impresionar a la gente que tiene alrededor y así aumentar su prestigio social", dijo el propietario del Marmar a medios de comunicación saudí.
"La multa es un símbolo para los comensales que comen con los ojos y su ego es más grande que su estómago, y el montante de la misma se decide según la cantidad de restos dejados, que en algunas ocasiones podrían alimentar a familias de hasta veinte personas".
"La idea ha sido respaldada y refrendada por los legisladores saudíes que la quieren extender a todo el país", dijo Al Azeni, quien se inspiró en una noticia sobre el hambre de Somalia y pensó que las multas podrían recaudarse para ser donadas a las organizaciones que luchan contra el hambre en este país.