Quién sabe qué se le cruzó por la cabeza al maleante. De última, si es de su agrado probarse ropas de ese estilo, podría llevarlas a su guarida y, ahí si, ya a salvo de la pesada mano de la justicia, probar y ver cómo le queda para el verano o si combina con el pareo. Pero no pudo evitar la tentación, la ansiedad. La lógica no corrió para este muchacho.
Las imágenes muestran que el ladrón se quitó la ropa y se puso un bikini rosado que encontró en un dormitorio. Paseo por lo pasillos buscando espejos que le devuelvan la imagen que el esperaba: reo pero sensual a la vez.
Huyó al sonar la alarma, de acuerdo con la estación de televisión, pero después fue detenido.
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