Andrés anunció la apuesta en Twitter y hoy fuentes de su empresa han confirmado
que cumplió con su palabra y no habrá cliente que pueda probar las especialidades de
pulpo de su carta hasta que termine el Mundial.
La admiración o la superstición han convencido al chef, afincado en Washington, quien
como muchos otros aficionados al futbol y españoles se han volcado en honrar al
profeta marino que se ha comido la ostra del equipo ganador en seis ocasiones.
Pero para Andrés la celebración en casa no es suficiente y ya ha anunciado que tiene
las reservas de hotel y los billetes de avión comprados para partir esta noche hacia
Johannesburgo y presenciar el domingo la final de España contra Holanda.
Sobre si ha conseguido las entradas para ver el partido, prefirió no desvelarlo y sólo
dijo, con una sonrisa, a la cadena de televisión NBC que "todo está bajo control"