Si alguien llamase al 917 685 5711 en Paramus, en Nueva Jersey (EE UU) podría llevarse una desagradable sorpresa… que se le conteste un muerto. Bromas aparte, existe una lápida en el cementerio de esta localidad en la que puede leerse el nombre de una persona junto a su número de móvil en vida. Se trata de John Jacobs, un abogado de Manhattan, fallecido a los 60 años de edad en 2005, que fue enterrado con su móvil, teléfono que aún está operativo y puede recibir llamadas. "Fue un modo de recordarlo", dice Marion Seltzer, su esposa. Si alguien marca el número sale el buzón de voz que dice en inglés: "Hola, este es el buzón de voz de John Jacobs, deje el mensaje cuando suene la señal y te llamaré". "Si estoy triste le llamo y se me pasa (…) creo que hay gente que se alegra sólo con escuchar la voz de su ser querido", Seltzer.