El sonido de sus percusiones sirvió como introducción para que Vicentico, vestido con un saco y unos pantalones recortados, diera inicio al concierto con Carnaval Toda La Vida. Y estallaron las cuerdas y los vientos y los pocos minutos que duró la canción dieron la impresión de que, en efecto, Bogotá se exponía a un carnaval de toda una vida de duración. El León, Quinto Centenario y otra serie de grandes éxitos de los Cadillacs complementó un bloque de más o menos siete canciones que la banda tocó sin hacer ni una sola pausa.
Luego la voz de Vicentico le habló a Bogotá intentando dejar mensajes de amor y fraternidad, pero en un tono algo surrealista. Y continuaron los éxitos y en Bogotá, por lo menos en el Parque Simón Bolívar, cada vez hacía menos frío. Poco antes de las diez de la noche se hizo el primer amago de finalización del concierto. Todos los músicos se bajaron de la tarima pero un público ambicioso, en coro, pidiendo más y más, logró subirlos una vez más al escenario.
Vicentico se subió sólo inicialmente, acompañado de una guitarra que tocó para acompañarse a si mismo en Basta de Llamarme Así. Otra serie de éxitos y se despidieron de nuevo. Un público extasiado gastó sus últimas fuerzas para pedir, ya con la voz ronca, que por favor el concierto no se acabara. Algunos incrédulos alcanzaron a recoger sus cosas y emprender el largo camino entre la multitud hacia las salidas del Parque, pero los Cadillacs saltaron de nuevo al escenario, más mensajes surrealistas por parte de Vicentico y cuando nadie lo esperaba, en un tono muy bajo, dijo: “La canción que es valiente es canción para siempre”; Mal Bicho, Matador, El Satánico Doctor Cadillac, Siguiendo La Luna y Yo No Me Sentaría en Tu Mesa fueron el punto final de una carnaval de dos horas de duración que en Bogotá se recordará toda la vida.